Esta enfermedad
neurodegenerativa, que describió por primera vez en 1906 Alois Alzheimer,
provoca gradualmente la pérdida de las facultades mentales hasta interferir con
la capacidad para llevar a cabo las actividades de cada día. Es la más común de
todas las demencias y una de las que más costos sociales, sanitarios y
emocionales generan. Más de 15 millones de personas en todo el mundo la
padecen. Pero aún hay más víctimas en este drama: cada una de las personas que
tiene un familiar afectado de Alzheimer y cuida de él. Porque esta patología es
la causante de que el 5% de la población argentina de más de 65 años y un 20%
de los que ya han cumplido los 80 vivan sin memoria, en la confusión y en la
desorientación, con una pérdida de la capacidad para hablar y para enjuiciar y
con cambios de personalidad y de comportamiento.
SÍNTOMAS DEL ALZHEIMER
La memoria se va deteriorando y existe una progresiva pérdida de las funciones intelectuales. Puede haber también cambios de humor, exacerbación de ciertas facetas de la personalidad y alteración en el lenguaje. Hay apraxia, que es la incapacidad de realizar movimientos voluntarios y de usar objetos adecuadamente. Se presentan dificultades para hacer movimientos secuenciales que requieran habilidades previamente aprendidas, falta de atención, trastornos en el patrón del sueño (apnea del sueño), tendencia a divagar, pérdidas parciales de las nociones de tiempo y lugar, dificultad para nombrar objetos y para manejar conceptos abstractos como cifras.